A lo largo de los tiempos, Islas de la Bahía ha sido el hogar de miles de personas extranjeras, entre ellas los garífunas o caribes negros, provenientes de las Islas de San Vicente, luego de ser expulsados por los ingleses, así como familias inglesas que abandonaron la Isla del Grand Cayman cuando en ella se agotó el cultivo de algodón.
Desde su descubrimiento, las islas fueron dominadas por conquistadores españoles, ingleses y holandeses, sin embargo, el dominio que más perduró fue el inglés, por casi dos siglos, pero luego de tanto tiempo Inglaterra devolvió al Gobierno de Honduras su control el 28 de noviembre de 1859.
Fue gracias al “Tratado Lennox Wyke Cruz”, que se dio bajo la administración del expresidente de Honduras José Santos Guardiola Bustillo, que pudo alcanzarse este logro.
Este tratado contenía varios puntos importantes, entre ellos, permitir la libertad de culto a los habitantes de las islas, por lo que el respeto a sus prácticas religiosas debía concretarse, ya que la mayor parte de los pobladores eran de descendencia inglesa y su doctrina era anglicana.
Pero no todo fue tan fácil, debido a que el Vicario de la iglesia católica de Honduras, Don Miguel Delcid, se indignó ante dicha cláusula y el 26 de diciembre de 1860 excomulgó a Guardiola, este en venganza lo expulsó del país, por lo que estos acontecimientos entre la iglesia y el Estado son conocidos como “la guerra de los padres”.
Además, otro grupo de ingleses que se oponía al tratado buscó ayuda en el Filibustero Norteamericano William Walker, para que presionara a Gran Bretaña para que mantuviera su dominio en las islas.
Luego que Walker fuera despojado de la presidencia de Nicaragua por el ejército aliado de Centroamérica en 1857, decidió ayudarles, por lo que, en su intento de recuperar el territorio reclamado por los ingleses, desembarcó en Trujillo al mando de 100 hombres, pero su objetivo no pudo concretarse, pues fue capturado por las autoridades hondureñas, quienes lo fusilaron en ese mismo lugar el 12 de septiembre de 1860.
Un dato importante de este acontecimiento es, que después de muchos años de estar bajo el Gobierno de Honduras y al ser de descendencia inglesa, continuaron reclamando la ciudadanía de dicho país, pese a ello, los ciudadanos que nacieron después de 1861 son considerados legalmente hondureños