Carlos Roberto Espinal es un hombre de 29 años, originario de Siguatepeque, Comayagua; licenciado en gastronomía y técnico en turismo, y se define a sí mismo como un emprendedor, extrovertido, responsable y determinado.
Debido a su profesión, su día a día podría decirse que es anormal, ya que se desvela demasiado porque sus mejores ideas surgen pasado de las 11 p.m. sus horas van acompañadas de mucho ajetreo que incluye solucionar problemas, clientes por atender y lugares a los que llegar, entre tanto, disfruta compartir con las personas del mercado, el súper y por supuesto de su equipo que le ayuda a producir contenido.
El estrés es como su aliado, ya que es parte de su vida y cuando no está bajo sus efectos, probablemente es porque olvidó algo, pero más allá de eso, la canción que lo inspira y lo motiva a ser mejor es Vogue, Madonna.
Para Espinal, ser chef nunca fue una idea, puesto que no lo planificó, porque la realidad de su familia lo hacía ver como algo imposible, pero desde niño amaba ver programas de cocina, tanto así que recreaba los programas con un micrófono de papel aluminio y hacía las recetas adaptadas a los ingredientes que tenía disponibles. “Sin lugar a duda, más que un juego era una práctica, una forma de adquirir técnicas y creatividad que actualmente surgen en un chispazo sin saber de dónde vienen. Definitivamente, lo repetiría, pues a pesar de los regaños por gastar la despensa en recetas que a veces no salían; lo seguí haciendo hasta que conseguí un poco de confianza de mi mamá y me dejaba hacerlo solo”.
El trayecto hacia la excelencia no ha sido fácil para Espinal, pues ha requerido de mucho esfuerzo económico, físico y profesional y el más grande de todos, el tener que estar lejos de la familia y amigos.
Aunque resulte con gracia, el plato más difícil para cocinar es las tortillas de harina para las baleadas, un reto que Espinal asegura que no es para cualquiera, “mi admiración para nuestros costeños que las hacen cada día”, expresó.
El secreto de este apasionado chef reposa en sus defectos y áreas de su vida en las que debe mejorar, la dependencia de Dios y dejar que sea él quien día a día haga su voluntad en su vida, eso es en definitiva lo que lo mueve y lo motiva a seguir adelante.
Su autenticidad lo llevó a crear productos antipastos, una idea que surgió después de que unas visitas lo motivaran a envasarlos y venderlos, aunque no fue tan exitoso, Espinal entendió que, “no es solo lo que yo quiero vender sino también lo que el público o la gran mayoría de él esté buscando consumir”.
Por otra parte, los consejos que manda a las personas que sueñan con convertirse en chef son: ser independientes lo más pronto que puedan, que practiquen o que trabajen en algo relacionado con el medio y definir una línea a seguir, ya sea repostero, cocinero de comida salada o demás.
Por último, el mensaje que Espinal le manda a los rectores es, “hagan lo que hagan que sea con amor, entrega, disciplina y entrega, porque los sueños se hacen realidad solo si se buscan despierto. Hoy estoy aquí hablando con mis amigos de Roatan Today, jamás me lo imaginé: ¿el niño al que no le salen los pasteles dando una entrevista? Si así de loco parecería este momento hace 20 años. Sigan adelante, pues los más grandes obstáculos son los que hacen crecer. De la mano de Dios todo es posible”.
